Pero, ¿cómo funciona este sentido tan impresionante?

En primer lugar, debemos entender que el olfato es uno de los cinco sentidos básicos que tenemos los seres vivos. Mientras que los humanos dependemos principalmente de la vista y el oído para percibir el mundo que nos rodea, los perros tienen una percepción mucho más desarrollada del olfato.

Los perros tienen un órgano olfativo especializado llamado «mucosa olfativa», la cual se encuentra en la parte superior de su hocico. Esta mucosa contiene millones de células olfativas que están diseñadas para detectar y distinguir diferentes olores.

Además, los perros tienen una estructura nasal muy compleja que les permite filtrar y procesar los olores de manera muy eficiente. Por ejemplo, cuando un perro inhala, el aire se divide en dos corrientes: una que va hacia los pulmones para la respiración y otra que va hacia la mucosa olfativa para la detección de olores. Esta separación permite que los perros puedan oler constantemente mientras respiran.

Una vez que los olores llegan a la mucosa olfativa, las células olfativas se encargan de identificar las moléculas de olor y enviar señales al cerebro a través del nervio olfativo. El cerebro procesa estas señales y las interpreta, permitiendo al perro identificar y distinguir diferentes olores.